Día 13 – Disneyland (Anaheim)

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Este mundialmente conocido parque temático se encuentra dentro del mismo casco urbano que la metrópolis de Los Ángeles constituye, si bien, por ser exactos, el distrito es Anaheim.
El complejo consta en realidad de dos parques, el Disney's California Adventure Park, con atracciones más para adultos, y el Disneyland Park, orientado a los más pequeños. Las entradas se pueden comprar independientemente o de manera conjunta a la entrada del recinto.
Nosotros compramos entradas para ambos. Posiblemente hubiésemos hecho ésto en cualquier caso, si bien, debo reconocer que las compramos más por desconocimiento que por otra cosa, pues no teníamos ni idea de que el parque en realidad fueran dos.
En primer lugar entramos al Disney's California Adventure Park, de cuyas atracciones, y siempre considerando éstas desde el punto de vista de un adulto, pues la línea más infantil de ambos parques la dejamos de lado, destacamos The Twilight Zone of Terror o The Hollywood Tower Hotel, atracción ambientada en un fantasmagórico hotel en cuyo ascensor, a oscuras, como si de una acción del más allá se tratara, se sube a propulsión y se desciende a caída libre.
Otra atracción destacada es el Mailboomer, el cual consiste en una torre vertical de casi 55 metros en la que al igual que en el ascensor pero en esta ocasión al aire libre, se asciende propulsado para acto seguido caer por efecto de la gravedad.
La tercera atracción digna de mención es el California Screamin, montaña rusa que acelera de 0 a 88 km/h en menos de 5 segundos, y en la cual en su poco más de kilómetro y medio de recorrido haremos un looping y una caída de 33 metros.
Por último, destacar así mismo la Grizzly River Run, que no es otra que la típica atracción que simula un rafting río abajo en las típicas barcas circulares que van chocando y girando a lo largo del angosto y sinuoso recorrido.
La visita la hicimos sin excesivo detenimiento, y a mitad de mañana ya abandonábamos un parque para pasar al siguiente, empresa ésta que se vio favorecida por unas no muy populosas filas a la hora de subir a las atracciones.
En cuanto a Disneyland, tal cual se entra queda patente que la ambientación es mucho mayor que la del parque vecino. La similitud con Eurodisney, según señaló Arturo que era quien había estado en aquél, es más que notable.
Tal cual accedimos a este parque fuimos a comer algo, decantándonos por unas porciones de pizza y unos refrescos. Cabe destacar la decencia de los americanos frente a la de los españoles, pues lejos de ser abusivos, los precios de los restaurantes se encontraban totalmente dentro de la normalidad.
En lo que a las atracciones se refiere, las más interesantes a nuestro juicio fueron el Space Mountain, que es una montaña rusa de más de 36 m de altura, cuyo recorrido en total oscuridad es complementado con efectos luminosos que simulan lluvias de estrellas y ráfagas de meteoros.
Otra muy buena atracción fue la película Honey, I Shrunk the Audience, proyectada en 3D y con una adición de efectos perfectamente sincronizados con el desarrollo de la acción y que sin duda sorprenden gratamente.
Es así mismo una magnífica atracción el Indiana Jones Adventure. Inspirada en la famosa saga de películas que le da el nombre, destaca sobre todo por su excepcional ambientación. En ella se hace un recorrido en todoterreno por el templo del Ojo Prohibido.
En último lugar, señalar la atracción espectáculo Pirates of the Caribbean, consistente en un paseo en barca a través de una serie de galerías a cuyos márgenes se recrean con una riqueza y detalle dignos de elogio distintas escenas de temática pirata.
Montamos así mismo en la Splash Mountain, que no es sino la típica montaña rusa acuática en la que el recorrido se hace abordo de un tronco hueco, que pone su punto Disney con unas ambientaciones entre descenso y descenso no especialmente destacables. Citar al hilo de las bajadas que una de ellas es realmente grande y que nos valió un buen chapuzón.
En la guía de viaje que llevábamos se hacía especial referencia a la Haunted Mansion, a la Matterhorn Bobsleds y al Big Mountain Thunder Railroad, las cuales a nosotros no nos causaron mayor emoción. La Haunted Mansion es realmente mala, la puesta en escena al estilo Tim Burton es magnífica, pero el desarrollo es muy lento y no aporta absolutamente nada. Las otras dos atracciones citadas no dejan de ser dos montañas rusas de recorrido rápido pero sin ningún acicate especial, ya sean vertiginosos descenso en vertical o loopings.
Así pues, de esta manera echamos el día, retomamos nuestro coche y pusimos nuevamente rumbo a Santa Mónica. Una vez allí, al igual que la noche anterior nos dirigimos a la zona peatonal donde se localizaban un gran número de bares y restaurantes y tras llenar el buche retornamos a nuestros aposentos al objeto de poner el broche.

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