Mucho ha llovido ya desde que hace cuatro décadas, los estudiantes se manifestaran en contra de la norma social que les impedía acceder a los dormitorios de las estudiantes en la universidad. Todo tuvo lugar en Francia, en lo que se conoce como Mayo francés o Mayo del 68.
El por aquel entonces ministro Charles de Gaulle quiso volver a la “normalidad” mediante una buena dosis de mano policial, lo que no fue sino detonante para que en un marco de contiendas estudiantiles, se sucedieran continuas huelgas de trabajadores que derivaron en una disolución anticipada de la Asamblea Nacional y consiguiente celebración de elecciones.
Sin perjuicio de lo dicho, probablemente como consecuencia de la falta de coordinación y organización, cabe señalar que esta vorágine de acontecimientos concluyó sin mayores éxitos. Lo cual, por otro lado, para nada es sinónimo de que no hubiera un antes y un después, pues sí que se produjeron cambios, tales como una renovación del comunismo en el denominado eurocomunismo (incluye a la clase media, se distancia del apoyo incondicional a la URRS y se muestra proclive a los sistemas pluripartidistas), el surgimiento de una nueva izquierda (más plural, rompe con la izquierda radical dependiente de un líder) más crítica con el capitalismo, una ruptura con el sistema jerárquico a favor de las asambleas, así como un cuestionamiento del sindicalismo del momento.
La paradoja de esta revolución subyace sobre todo en el hecho de que tuvo lugar en una tendencia de crecimiento económico, democratización y asentamiento y desarrollo del estado de bienestar.
No se advierte una ideología detrás de todo el movimiento, si bien, en cualquier caso sí que, en mi opinión, parece haber un afán de rebeldía, de crítica y no sometimiento (anarquía), amparado en una potenciación de las libertades y la razón.
Famosos son muchos de los grafitis que invadieron la ciudad, cito entre otros:
Prohibido prohibir
La imaginación al poder
El aburrimiento es contrarrevolucionario
Plebiscito: Votemos a favor o en contra, nos hará idiotas
Desde 1936 he luchado por subidas de sueldo. Antes de mí, mi padre luchó por subidas de sueldo. Ahora tengo una tele, un frigorífico y un Volkswagen. Y, sin embargo, he vivido siempre la vida de un gilipollas. No negociéis con los patrones. Abolidlos
El patrón te necesita, tú no necesitas al patrón
Haz el favor de dejar al Partido Comunista tan limpio al salir de él como te gustaría encontarlo entrando en él
Soy un marxista de la tendencia de Groucho
Bajo los adoquines, la playa
La Edad de Oro era la edad en que el oro no reinaba. El becerro de oro está siempre hecho de barro
Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar
Estos textos sin duda serán tachados de subversivos tanto como por aquellos que detentan el siempre lascivo poder, como por aquellos ignorantes que son manejados como marionetas, pero sin duda, detrás de cada uno de ellos se halla una premisa digna de ser reflexionada.
Rezo en el título que ya son 40 años sin revolución. Se preguntarán que si creo que necesitamos una, habría que valorar en que términos, pero ciertamente, creo que un cambio de rumbo es necesario. La cultura es el único medio de poder del pueblo. En tanto y cuanto no se promueva de manera real el triunfo de la razón, entiendo que el cambio es necesario.
Me despido de ustedes con mi favorita de las ya cuarentonas pintadas:
La humanidad no será feliz hasta el día que el último burócrata sea ahorcado con las tripas del último capitalista
P.D. Espero adviertan el carácter crítico que dan las comillas a la común concepción de normal. No dejen de saber que opina Emilio Lledó respecto a los significados que hay detrás de las palabras que empleamos.
La paradoja de esta revolución subyace sobre todo en el hecho de que tuvo lugar en una tendencia de crecimiento económico, democratización y asentamiento y desarrollo del estado de bienestar.
No se advierte una ideología detrás de todo el movimiento, si bien, en cualquier caso sí que, en mi opinión, parece haber un afán de rebeldía, de crítica y no sometimiento (anarquía), amparado en una potenciación de las libertades y la razón.
Famosos son muchos de los grafitis que invadieron la ciudad, cito entre otros:
Prohibido prohibir
La imaginación al poder
El aburrimiento es contrarrevolucionario
Plebiscito: Votemos a favor o en contra, nos hará idiotas
Desde 1936 he luchado por subidas de sueldo. Antes de mí, mi padre luchó por subidas de sueldo. Ahora tengo una tele, un frigorífico y un Volkswagen. Y, sin embargo, he vivido siempre la vida de un gilipollas. No negociéis con los patrones. Abolidlos
El patrón te necesita, tú no necesitas al patrón
Haz el favor de dejar al Partido Comunista tan limpio al salir de él como te gustaría encontarlo entrando en él
Soy un marxista de la tendencia de Groucho
Bajo los adoquines, la playa
La Edad de Oro era la edad en que el oro no reinaba. El becerro de oro está siempre hecho de barro
Olvídense de todo lo que han aprendido. Comiencen a soñar
Estos textos sin duda serán tachados de subversivos tanto como por aquellos que detentan el siempre lascivo poder, como por aquellos ignorantes que son manejados como marionetas, pero sin duda, detrás de cada uno de ellos se halla una premisa digna de ser reflexionada.
Rezo en el título que ya son 40 años sin revolución. Se preguntarán que si creo que necesitamos una, habría que valorar en que términos, pero ciertamente, creo que un cambio de rumbo es necesario. La cultura es el único medio de poder del pueblo. En tanto y cuanto no se promueva de manera real el triunfo de la razón, entiendo que el cambio es necesario.
Me despido de ustedes con mi favorita de las ya cuarentonas pintadas:
La humanidad no será feliz hasta el día que el último burócrata sea ahorcado con las tripas del último capitalista
P.D. Espero adviertan el carácter crítico que dan las comillas a la común concepción de normal. No dejen de saber que opina Emilio Lledó respecto a los significados que hay detrás de las palabras que empleamos.
Comentarios
Muchas gracias por tu comentario y poner de relevancia el malentendido, pero repito que me centraba plenamente en los cuestionados, y para nada en el modus operandi.
Yo creo que si... pero además hay que por lo menos mantener el espíritu de la revolución.
Creo que son muchos los que quieren el aborregamiento.
bss