¿Te vas a quedar en blanco?

La proximidad de los comicios ha vuelto a despertar el espíritu crítico con el que oteo la política, término generoso si atendemos a lo que realmente se hace bajo tal denominación hoy en día.
Antes de abordar la lectura del post quiero señalar que nada más lejos de mi intención es el animar a nadie respecto a lo que tiene que hacer con su derecho, si bien, sí que voy a señalar brevemente determinados puntos clave que entiendo se deben considerar.
Podríamos empezar hablando de la conveniencia del sufragio universal. Que nadie me entienda como detractor del mismo, pues para nada soy detractor de tal derecho, si bien, sí que lo considero un arma de doble filo, pues casi tan malo es impedir que todos voten, como el aprovechar la falta de conocimiento, cultura y espíritu crítico de, por desgracia, un porcentaje nada desconsiderable de la población, en beneficio de un sistema oligarca como el que hay establecido.
Extremos que vienen a demostrar tal opinión podrían ser realidades como lo que es un mitin político hoy en día, porque nos reímos de los telepredicadores de allende los mares pero las puestas en escena que se estilan no distan mucho de ello, mucho espectáculo y poco trasfondo.
Así mismo, en lo que a la falta de conocimiento generalizada sobre el asunto se refiere, ¿cuántos de ustedes conocen detalladamente el programa electoral de los respectivos partidos? ¿En qué medida cotejan lo que se cumple posteriormente respecto a lo que en ellos se especifica? ¿Podrían realizar un resumen mínimamente detallado de los vaivenes económicos por los que hemos pasado, variaciones en medidas sociales, acometimiento de obras, aspectos legislativos y toma de medidas, con especial hincapié al ámbito educativo, pucherazos…?
Y en términos críticos, ¿acaso no se hace preciso un pronunciamiento acerca de la modificación constitucional atendiendo a anacrónicos aspectos como la monarquía, aconfesionalidad del estado y representación territorial, entre otros?
Nos encontramos inmersos en un sistema prácticamente bipartidista, y el prácticamente es por el incoherente funcionamiento electoral actual, que una vez vendido todo el pescado, concede gracias a las coaliciones cotas de poder desproporcionadas a los partidos nacionalistas cuyo único objeto es el lucro propio en perjuicio de terceros, incluso más allá de su preconizada segregación e inventada identidad con la que no hacen sino camelar a los menos avispados.
¿Son conscientes de cuántos partidos políticos hay en España? El número exacto no lo sé, creo que no sé contar tanto, hagan click aquí y compruébenlo por sí mismos. Y ahora otro detalle, ¿saben cuáles de estos partidos tienen aceptadas sus candidaturas al Congreso y en qué provincias? ¿Y qué diferencia hay entre el Congreso y el Senado?
Ante este panorama, habida cuenta del malestar que a título particular se pueda tener respecto a las actuaciones políticas vigentes, habrá muchos que vean como buena opción no ir a votar. En este sentido cabe considerar la posibilidad de ir a votar en blanco, lo que en términos ideales debería trascender como una persona con interés y decepción por la política actual. No obstante, el reducto de votos en blanco pasan siempre sin pena ni gloria, de un lado porque no interesa publicitarlos, de otro porque su reducido número favorece esta indiferencia. Siguiendo con la no publicitación, cabe significar al respecto el nulo eco que de ellos se hace en los mediatizados medios de comunicación. Se les somete al peor de los desprecios, es decir, no hacer aprecio. Y por favor, derroquemos la leyenda urbana de que los votos en blanco se unen al ganador, porque no es así. Los votos en blanco, en blanco son y como en blanco se computan. La única pega es que sus reducidas cotas hacen que se queden en el baúl de los olvidos.
En última instancia, y reitero mi posición de que para nada pretendo decir a nadie que debe hacer, al hilo de los votos en blanco creo que merece la pena señalar un partido de reciente creación, Ciudadanos en Blanco (CenB), cuya premisa principal es no ocupar por iniciativa propia los escaños que en su caso se les asignasen, siendo la única inclinación política la de conseguir una reforma legal que permita la computabilidad del voto en blanco, es decir, que la desocupación de escaños se consiga sin que sea necesario la mediación de partido político alguno. Una vez conseguido este propósito, el partido se disolvería.
El objeto de la entrada no es otro que ofrecer mi punto de vista al respecto y empujar a los lectores a la reflexión. Aprehendan aquello que consideren oportuno y desdeñen el resto, y por favor, si se acercan a las urnas, ejerzan su derecho de modo consciente y responsable.

Comentarios

José Miguel ha dicho que…
Interesante artículo sobre los temas que de verdad interesan hoy en la política española. Y sobre todo, artículo con un fuerte sello personal, pues no todo el mundo se atreve a cuestionar el voto universal.
Yo comento los puntos que más me han llamado la atención.
Con respecto a los mítines, me hace gracia el atrezzo humano que se coloca detrás del ponente. En el colmo de la manipulación (fíjense) siempre aparece alguno asintiendo con la cabeza mientras habla el líder. Parecen querer decir: "el pueblo está con nosotros".
La monarquía, yo de momento no la tocaría, por no provocar inestabilidad, pero el destino de España ha de ser la república.
En cuanto a la representación territorial, la ley electoral debería ser inmediatamente cambiada, computándose más los votos en global que por territorios.
Desconocía que Savater ya se había retirado. Si vemos los ejemplos del juez Garzón y el filósofo vasco vemos que la gente honrada aguanta en política lo que un caramelo a las puertas de un colegio.
Por último, decir que yo votaría en blanco, sólo una cosa me podía movilizar para votar PSOE, y era que el PP insistiera en el trasvase del Ebro. Como así lo ha hecho, mi voto, para el PSOE. No obstante veo el voto en blanco muy recomendable.