Aumenta el desempleo, bajan las bolsas, un día sin otro una gran entidad financiera se va a pique, etc. A todas horas nos bombardean las noticias con este plantel, y nos recuerdan continuamente que nos encontramos sumidos en un oscuro túnel descendente cuyo final no logramos vislumbrar. El barco se hunde. La causa de todo esto, la desconfianza actual a prestar dinero ante la falta de liquidez; o al menos eso es lo que dicen, porque lo que es el que suscribe, no se cree ni una palabra.
Se nos llena de ideas genéricas con las que pretender argumentar la actual situación: que si hoy todo está muy globalizado, especialmente la economía, que si el planeta se encuentra superpoblado, que si el ciclo del capitalismo ha acabado y se precisa cambiar de paradigma… Sinceramente, no alcanzo a concebir el porqué estos aspectos tienen que devenir en una crisis.
Seguramente a más de algún docto en la materia le habrá venido a la punta de la lengua el puntualizar que probablemente mi no comprensión se deba a una falta de conocimiento. Ante tal situación, yo asentiría cabizbajo, si bien, aprovecharía la ocasión para que tal providencia iluminase mi camino.
En primer lugar, no alcanzo a comprender como el que todos y cada uno de los economistas que hacen un análisis de la situación justifiquen la misma en los pretextos anteriormente citados en un contexto de total normalidad, no sé, pero yo creo que si tan profesionales son, y siendo tantos en todo el mundo, bien podrían haberse dado cuenta de las consecuencias que tendría la libertad crediticia precedente y haber tomado medidas para evitar esta hecatombe.
Así mismo, no sé como puede haber falta de liquidez, pues salvo que alguien se haya dedicado a quemar el papel moneda, pues como que en algún sitio debería estar. Así pues, los bancos dicen no haber dinero, o al menos, ellos no lo tienen, por extensión, se debería pensar que este capital está en manos de las empresas, ya que de ser poseído por los particulares, por ende lo poseerían los bancos, en consecuencia, si lo poseen las empresas, lo tendrán bien unas o bien otras, en beneficio o en detrimento propio o de terceros, respectivamente, pero el dinero tiene que estar en algún sitio.
Otro aspecto que no tiene sentido alguno es el hecho de que en apenas 18 meses, pasemos de la bonanza más absoluta a unos términos de recesión global. ¿Esto cómo se come? ¿Es tan dura es la crisis o por un contrario se está dramatizando? Y en cualquier caso, reitérome aquí, ¿no pudieron las grandes empresas y entidades bancarias prever con antelación lo que se avecinaba y adaptar su acción en consecuencia?
Y el peor de todos los argumentos, por huero e inmoral, el de la superpoblación. ¡Pero en qué demonios afectará a los países desarrollados el exceso de población en el Tercer Mundo! Si hasta la fecha no hemos hecho otra cosa que explotarlo y dejarlo morir de hambre. La superpoblación no puede concebirse de otro modo que no sea como el de más mano de obra barata de la que aprovecharse, pues el resto de seres humanos, demagogias aparte, para los capitalistas no es nada. A la hambruna le da lo mismo uno que un ciento.
Expuesto esto, cabe pasar a observar las medidas gubernamentales tomadas al respecto, ¿cuáles son? Pues inyectar liquidez. Y que hacemos si una gran empresa cierra, pues que deja a deber y ya veremos lo que paga. Y aún mejor, que hacemos si el que quiebra es un gran banco, pues se nacionaliza y punto. Dicho en otros términos, si necesitan dinero, pues se coge el dinero de nuestros impuestos, esto es, nuestra sanidad, educación, infraestructuras, pensiones, etc. y lo empleamos para que aquel que ha generado todo en vez de llegar a un punto y final se encuentre con un punto y seguido y aquí no ha pasado nada. Ahora bien, que le cojan a usted confesado el mes que no pueda con su hipoteca.
Desde mi punto de vista, no puedo definir a la economía sino como una gran fantasía dentro de la realidad en la que vivimos. Todo este efecto crisis no dejo de percibirlo si no como una parafernalia que justifique una aportación colosal, gratuita y sin compromiso de dinero a los más fuertes, más claramente, los bancos. La dinámica es siempre la misma, más para el que más tiene, y menos para el más desvalido.
Se nos avasalla continuamente con información acerca de la conveniencia de que los gobiernos desparramen nuestro dinero con la finalidad de que vuelva la confianza. Ellos nos lo han liado, el político esto no lo dice claro está, y lo que toca ahora es arrimar el hombro. Ante tal panorama, y sin ser erudito en la materia, que se puede hacer, pues aquello a lo que la ignorancia y la impotencia nos aboca, encogerse de hombros, asentir resignados y dar por bueno lo que nos dicen.
Estamos engañados. Políticos, bancos, grandes industrias y medios de comunicación forman parte del mismo equipo. El objetivo último el poder total y absoluto. Ante tal papeleta, sólo tenemos una opción, la cual por desgracia está cada vez más en desuso, esto es pensar. Pesimistamente creo que cada vez estamos más sometidos y somos menos libres, y que estamos introducidos ya en un redil del que no podemos salir. Por otro lado, creo que mientras haya vida hay esperanza. El cambio es posible, y en esto estamos todos. Cultívese, no crea todo lo que lee, critique, cuestione y sobre todo, piense. Es el único camino hacia la libertad.
Seguramente a más de algún docto en la materia le habrá venido a la punta de la lengua el puntualizar que probablemente mi no comprensión se deba a una falta de conocimiento. Ante tal situación, yo asentiría cabizbajo, si bien, aprovecharía la ocasión para que tal providencia iluminase mi camino.
En primer lugar, no alcanzo a comprender como el que todos y cada uno de los economistas que hacen un análisis de la situación justifiquen la misma en los pretextos anteriormente citados en un contexto de total normalidad, no sé, pero yo creo que si tan profesionales son, y siendo tantos en todo el mundo, bien podrían haberse dado cuenta de las consecuencias que tendría la libertad crediticia precedente y haber tomado medidas para evitar esta hecatombe.
Así mismo, no sé como puede haber falta de liquidez, pues salvo que alguien se haya dedicado a quemar el papel moneda, pues como que en algún sitio debería estar. Así pues, los bancos dicen no haber dinero, o al menos, ellos no lo tienen, por extensión, se debería pensar que este capital está en manos de las empresas, ya que de ser poseído por los particulares, por ende lo poseerían los bancos, en consecuencia, si lo poseen las empresas, lo tendrán bien unas o bien otras, en beneficio o en detrimento propio o de terceros, respectivamente, pero el dinero tiene que estar en algún sitio.
Otro aspecto que no tiene sentido alguno es el hecho de que en apenas 18 meses, pasemos de la bonanza más absoluta a unos términos de recesión global. ¿Esto cómo se come? ¿Es tan dura es la crisis o por un contrario se está dramatizando? Y en cualquier caso, reitérome aquí, ¿no pudieron las grandes empresas y entidades bancarias prever con antelación lo que se avecinaba y adaptar su acción en consecuencia?
Y el peor de todos los argumentos, por huero e inmoral, el de la superpoblación. ¡Pero en qué demonios afectará a los países desarrollados el exceso de población en el Tercer Mundo! Si hasta la fecha no hemos hecho otra cosa que explotarlo y dejarlo morir de hambre. La superpoblación no puede concebirse de otro modo que no sea como el de más mano de obra barata de la que aprovecharse, pues el resto de seres humanos, demagogias aparte, para los capitalistas no es nada. A la hambruna le da lo mismo uno que un ciento.
Expuesto esto, cabe pasar a observar las medidas gubernamentales tomadas al respecto, ¿cuáles son? Pues inyectar liquidez. Y que hacemos si una gran empresa cierra, pues que deja a deber y ya veremos lo que paga. Y aún mejor, que hacemos si el que quiebra es un gran banco, pues se nacionaliza y punto. Dicho en otros términos, si necesitan dinero, pues se coge el dinero de nuestros impuestos, esto es, nuestra sanidad, educación, infraestructuras, pensiones, etc. y lo empleamos para que aquel que ha generado todo en vez de llegar a un punto y final se encuentre con un punto y seguido y aquí no ha pasado nada. Ahora bien, que le cojan a usted confesado el mes que no pueda con su hipoteca.
Desde mi punto de vista, no puedo definir a la economía sino como una gran fantasía dentro de la realidad en la que vivimos. Todo este efecto crisis no dejo de percibirlo si no como una parafernalia que justifique una aportación colosal, gratuita y sin compromiso de dinero a los más fuertes, más claramente, los bancos. La dinámica es siempre la misma, más para el que más tiene, y menos para el más desvalido.
Se nos avasalla continuamente con información acerca de la conveniencia de que los gobiernos desparramen nuestro dinero con la finalidad de que vuelva la confianza. Ellos nos lo han liado, el político esto no lo dice claro está, y lo que toca ahora es arrimar el hombro. Ante tal panorama, y sin ser erudito en la materia, que se puede hacer, pues aquello a lo que la ignorancia y la impotencia nos aboca, encogerse de hombros, asentir resignados y dar por bueno lo que nos dicen.
Estamos engañados. Políticos, bancos, grandes industrias y medios de comunicación forman parte del mismo equipo. El objetivo último el poder total y absoluto. Ante tal papeleta, sólo tenemos una opción, la cual por desgracia está cada vez más en desuso, esto es pensar. Pesimistamente creo que cada vez estamos más sometidos y somos menos libres, y que estamos introducidos ya en un redil del que no podemos salir. Por otro lado, creo que mientras haya vida hay esperanza. El cambio es posible, y en esto estamos todos. Cultívese, no crea todo lo que lee, critique, cuestione y sobre todo, piense. Es el único camino hacia la libertad.
Comentarios
Se sorprende el autor por el hecho de que la crisis no fuera prevista por los economistas. Hace mucho tiempo oí una definición de economistas: "profesionales que explican, con todo lujo de detalles, eso sí, por qué no ha pasado lo que ellos decían que iba a pasar".
Yo no pienso que haya ninguna especie de complot montado con excusas para favorecer más a los que más tienen y perjudicar a los más pobres. El capitalismo se caracteriza por una bipolaridad constante expansión-recesión. Ahora, simplemente, y aunque con más virulencia que en otras ocasiones, nos encontramos en recesión. Pero eso es lo que tenemos con el capitalismo, y lo seguiremos teniendo, pues no creo que la crisis actual vaya a hacernos cambiar de modelo económico.
No estoy tampoco de acuerdo en meter a los medios de comunicación en el mismo saco con banqueros, políticos y empresarios. Hay medios de comunicación que actúan con independencia y profesionalidad.
Lo de la superpoblación para explicar la crisis no lo había oído, pero ahí sí que estoy de acuerdo con perreti en lo que dice.
Saludos.
Se viene una acrecentamiento de la explotación por las clases dominantes, ante esto los trabajadores deberán reforzar sus organizaciones, se viene una lucha dura, el capitalismo está en crisis una vez más, a ver si le damos el tiro de gracia para que no se levante más.
Saludos