Fui premiado una vez, y con agrado pero con recelo acepté el galardón. Me sorprendí por un segundo reconocimiento, y por deferencia, volví a aceptar el juego. Y en este caso se han cumplido dos refranes, dichos o diretes, como quieran mentarlos. De un lado, aquello de no hay dos sin tres, pues con fecha 30 de mayo de 2008, José Miguel, de Alma y Psique, me ha concedido nuevamente un premio.
De otra parte, el otro refrán que se cumple es el de a la tercera va la vencida. Con ello quiero decir que agradezco al otorgante su aprecio y reconocimiento, si bien, acepto su voluntad pero no así el premio, por la sencilla razón de que el premio en sí no es nada, tan sólo un símbolo, y créanme que más vale el más nimio de los comentarios de cualquier lector a una entrada, que una imagen que a modo de fetiche recuerde a cualquier paseante de este humilde espacio que un día me galardonaron.
Ni mucho menos estoy de humos subidos y espero la llegada de un Pulitzer, que por otro lado no renunciaría, pero sí que no quiero ser partícipe de un efecto spam que corre de blog en blog, y que de tanta populosidad y gratuidad, acaba siendo escaparate del carente valor del mismo.
Así pues, y sin perjuicio de reiterar mi agradecimiento a José Miguel por su reconocimiento, quiero dejar constancia de que en lo sucesivo me separo del ir y venir de los premios de esta índole, pues mi deseo es no ser partícipe de tal dinámica por no estar conforme con el principio de expansión, y único a mi juicio, que subyace detrás de tales trofeos.
De otra parte, el otro refrán que se cumple es el de a la tercera va la vencida. Con ello quiero decir que agradezco al otorgante su aprecio y reconocimiento, si bien, acepto su voluntad pero no así el premio, por la sencilla razón de que el premio en sí no es nada, tan sólo un símbolo, y créanme que más vale el más nimio de los comentarios de cualquier lector a una entrada, que una imagen que a modo de fetiche recuerde a cualquier paseante de este humilde espacio que un día me galardonaron.
Ni mucho menos estoy de humos subidos y espero la llegada de un Pulitzer, que por otro lado no renunciaría, pero sí que no quiero ser partícipe de un efecto spam que corre de blog en blog, y que de tanta populosidad y gratuidad, acaba siendo escaparate del carente valor del mismo.
Así pues, y sin perjuicio de reiterar mi agradecimiento a José Miguel por su reconocimiento, quiero dejar constancia de que en lo sucesivo me separo del ir y venir de los premios de esta índole, pues mi deseo es no ser partícipe de tal dinámica por no estar conforme con el principio de expansión, y único a mi juicio, que subyace detrás de tales trofeos.
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Un abrazo.