¡Dios existe!... o no

El otro día, leyendo los comentarios al efecto de una entrada en el blog de José Miguel, me llamó la atención uno de ellos en el cual su autora señalaba que no existe evidencia alguna de un Dios creador.
Varios son ya los días que mi amigo Josemi me señala que ya hace que no publico, pero si el hecho de encontrarme “de exámenes” me cuesta tener que sacrificar vida social, no menos va a ser así este mi blog.
Si bien, voy a tener que contradecirme, pues aunque sólo sea para evadirme de la tarde de codos que me he pegado, he optado por escribir la presente y comentar lo que en la Edad Media al hilo de eso de que no hay evidencias de la existencia de un Dios, pero en sentido contrario, formularan dos conocidos teólogos y filósofos: Anselmo de Canterbury y Tomás de Aquino.
El primero de los citados, y no me refiero a José Miguel sino a Anselmo de Canterbury (1033-1109), quien en su Proslogiom con un sencillo pero irrefutable argumento ontológico, aseveró que Dios existía, pues si Dios se comprende como un ser del que no se puede pensar algo más grande, y dado que es más grande existir fuera de la mente que sólo dentro de ésta, negar la existencia de Dios supone caer en una contradicción, pues se afirma que existe un ser más grande que del que nada más grande se puede pensar.
Por otro lado, años más tarde Tomás de Aquino (1225-1274), en su Suma Teológica dispuso sus famosas cinco vías para probar la existencia de Dios. La primera señala la necesidad de que exista un primer motor, pues si todo lo que se mueve recibe su movimiento de otro, en una sucesión de movimientos infinita encontraríamos un primer motor que no puede ser otro que Dios.
La segunda es la de la causa eficiente. En todo se haya un encadenamiento de causas, al tiempo que nada es causa eficiente de sí mismo, luego hay una primera causa eficiente, nuevamente Dios.
La causa tercera, en relación con la evidencia de que en la naturaleza hallamos cosas que pueden ser y no ser, resulta imposible que las cosas existan siempre, ya que lo que es posible que no exista alguna vez no existe. Por consiguiente, si todos los seres han podido no existir, ha habido un tiempo en que no ha existido nada, lo cual implicaría que nada comenzara a existir y por tanto ahora no existiría nada, lo cual es falso. Por ello se precisa admitir un ser que es necesario por sí mismo, y al tiempo de los demás. Este ser es el que todo el mundo llama Dios.
La cuarta vía concretaría la existencia por una finalidad de máximos, donde la perfección última, la perfección perfecta, valga la redundancia, causa de la misma en los seres, no es otra causa que Dios.
En la quinta y última vía el argumento se fundamenta en la necesidad de un orden del cosmos. Todo en el universo tiene una finalidad. Lo no inteligente no se dirige hacia un fin sino en la medida en que es dirigido por un ser inteligente. En esta línea, se desprende la existencia de un ser inteligente que guía todas las cosas naturales hacia su finalidad, huelga decir, que nuevamente es Dios.
Con lo expuesto, a pesar de mi condición de no creyente, definición ésta con la que en términos genéricos me describo como no católico, considero innegable ese ser último del que todo proviene. Los comentarios precedentes son consistentes por sí mismos. En el mismo sentido que Anselmo, mediante otro argumento ontológico al más puro estilo de Descartes, pienso luego existo, pero mucho más barato porque mi filosofía además de barata está de oferta, manifiesto que estamos luego somos, y mucho me temo que estamos por gracia divina. Concretar la condición de la divinidad es harina de otro costal. En ese aspecto todavía estoy por convencer, y mucho me da que quien lo consiga no va a ser la institución que la iglesia católica constituye. Si en párrafos precedentes escribí dios con mayúscula no es por otra razón que por respeto a los autores a los que aquí parafraseo, pues al fin y a la postre los textos son suyos.
Por último señalar que la información referida no ha sido documentada directamente en la fuente original, sino en la obra que al pie referencio. Un beso muy grande para quien me la regaló.

BIBLIOGRAFÍA

CANTERBURY, A. “Proslogion”. En VIDAL, C. El camino hacia la cultura. Lo que hay que leer, ver y escuchar. Barcelona, Planeta, 2007. p. 150
AQUINO, T. “Suma teológica”. En VIDAL, C. El camino hacia la cultura. Lo que hay que leer, ver y escuchar. Barcelona, Planeta, 2007. p. 154-156

Comentarios

José Miguel ha dicho que…
En primer lugar, creo que ningún razonamiento humano puede llevarnos a la certidumbre acerca de la existencia de Dios. Nos puede llevar como máximo a la convicción moral y personal de dicha existencia.
En mi caso, la primera vía genera en mí la creencia de que efectivamente hay un primer motor que de una manera inteligente ha previsto la evolución del universo y de la vida, un primer motor que ha diseñado la vida y ha permitido su aparición.
Pero no deja de ser creencia, pues se podría aducir que el número de universos posibles es infinito, y que nosotros estamos en el que se ha dado la escasísima probabilidad de que surgiera la vida de un modo que parece inteligente.
Sin embargo, ante lo anterior también se podría argumentar que en todo caso tiene que haber un motor creador de esos universos.
Yo, en todo caso, me quedo con mi creencia de que se necesita una inteligencia creadora que sepa montar la compleja vida que hoy tenemos en el Universo.
La quinta vía afirma que todo en el Universo tiene una finalidad. Los que en este punto somos optimistas afirmamos que el hombre se dirige hacia el Reino de Dios. Los pesimistas, por el contrario, piensan lo contrario, es decir, que la evolución de las especies (incluida la humana) no tiene una finalidad, no va hacia nada en concreto, avanza ciega en el mero afán de que las especies sobrevivan.
Yo me quedo con la primera vía, que me parece muy convincente. Además, podemos dar otras “pruebas” de la existencia de Dios. Por ejemplo, la conciencia, aunque es producto de la evolución natural, también nos indica a todas las personas qué es lo bueno y qué es lo malo, como si Dios hubiera dejado una impronta en nuestras mentes.
También se puede considerar que los que sufren en exceso en este mundo deben tener una recompensa de ultratumba. Nuevamente, el diseño de nuestras conciencias así parece exigirlo.
Magia ha dicho que…
Si existiese un ser del que no se podría pensar en algo más grande, este aparecería como resultado de una evolución en el tiempo, pq las cosas complejas e inteligentes surgen tardíamente en el universo, es por tanto que para existir debiera aparecer posteriormente a la creación del universo y sin embargo se le presupone como anterior y creador.
Un Dios absolutamente perfecto no cuadra con el mundo ya que su perfección absoluta acabaría con los seres imperfectos, con lo cuál no habría un mundo imperfecto,pero como el mundo existe el que no existe es Dios.
PD:En relación a mi entrada anterior, no me refería a la evolución biológica, basta con ver unos linajes y otros (obviando los eslabones perdidos),y el cambio es apreciable, sólo pensaba en alto si somos más un resultado de la herencia biológica o de la educación
Sofi ha dicho que…
Siempre he creido en el hecho de que la fe es capaz de mover montañas, y hay veces, que aunque nos pese, lo estrictamente racional no vale para todo el mundo. Y es a toda esa gente que se aferra a la idea de un Dios, de un Algo que no son capaces de ver, lo que les hace muchisimas veces salir adelante, es mas, yo en particular, la fe la perdí hace tiempo, pero tambien he de decir, que he comprobado como a otras personas les ha "salvado la vida", y al final, nos damos cuenta de que todo vale si el resultado es el que esperamos.
"Para el que cree no es necesaria ninguna explicacion; para el que no cree, toda explicacion sobra".