Informe PISA 2006, algo que nos incumbe a todos

El informe PISA (Programme for International Student Assesment, lo que traducido significa Informe del Programa para la Evaluación de Estudiantes) es una prueba realizada por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que consiste en una evaluación internacional en matemáticas, lectura y ciencias.
La edición del 2006 se realizó a 400.000 alumnos de 15 años de edad de 57 países diferentes, de los cuales 20.000 eran de España.
Cada edición se centra en una competencia básica fundamental, sobre la que versa aproximadamente el 55% de la prueba, siendo este año el objeto de la misma las ciencias, mientras que en PISA 2000 fue la lectura y en PISA 2003 fueron las matemáticas.
No procederé a pormenorizar los resultados obtenidos por España en la última prueba realizada, ya que de ello no derivaría sino un farragoso artículo pesado de leer, y para tal fin lo más prudente es remitirse a la fuente original, a la que se puede acceder haciendo clic aquí.
En términos generales, los resultados obtenidos por España son malos. De todas las comunidades participantes, la que más airosa sale de la quema es La Rioja, sin que para nada ello signifique que sus resultados son fenomenales como algunos así han querido dar a entender; simplemente, la puntuación por esta comunidad obtenida, se mueve en unos parámetros no tan desalentadores como los de la media nacional.
Desde el gobierno central se han dado respuestas amparadas en visiones sectoriales de los resultados, llegando a concretarse que tampoco hay que dramatizar, que tan sólo son un poco malas las puntuaciones obtenidas en lo referente a la comprensión lectora… donde habría alguna aspereza que limar.
Patéticos resultan estos comentarios, si bien, no son nada comparados por los arrojados por el Presidente del Gobierno, Sr. Zapatero, quien achaca los resultados al bajo nivel educativo de décadas anteriores. ¡Pero qué tendrá que ver el tocino con la velocidad! Así nos va como nos va, que España no sólo mejora las puntuaciones respecto a informes precedentes, si no que hasta se permite el lujo de empeorar levemente.
Desde luego si comparamos los resultados con la media de todos los países participantes, pues sí, si así los vamos a considerar, digamos que estamos en la media. Ahora bien, si comparamos los resultados con los países desarrollados, pues eso ya es harina de otro costal. ¡Los últimos! Seguidos bien de cerca por Italia, Grecia y Portugal.
Seamos consecuentes, si nos comparamos con los farolillos rojos, Qatar y Kirguistán, pues sí, entonces nuestros resultados son encomiables. Si por un contrario la comparación la realizamos con los mejores Finlandia y Hong Kong (China), y el resto de los países con economías desarrolladas, no es que la botella no se vea medio llena, es que se ve casi vacía.
Varias son a mi entender las claves de este asunto. Desde luego la debilidad política, que ya se está haciendo un clásico en nuestro país, junto con la continua alternancia de gobiernos; punto este último que no debería influir si no fuera porque cada partido que accede al poder cambia la legislación en materia de educación.
Sin abandonar el aspecto político, si además de lo dicho, añadimos que lejos de afrontar el problema y tomar medidas al respecto, el Gobierno se limita a echar balones fuera con excusas inconsistentes, pues poco hay que hacer.
Tomen por ejemplo el caso de Alemania, cuyos malos resultados en PISA 2000 supusieron un gran pesar nacional, que junto a otros aspectos, conllevaron un cambio de gobierno. Desde aquella primera evaluación, aunque discreta, la progresión en las tres disciplinas por parte de los germanos ha sido una constante.
En lo que al Currículo Oficial se refiere, debería cuestionarse la apertura del mismo, o lo que es lo mismo, hasta que punto un profesor dispone de la libertad de cátedra que la Constitución recoge, ya que los contenidos a impartir se encuentran tan detallados y sistematizados, que es casi imposible que el docente tenga libertad para incluir modificaciones. Si a esto le añadimos que raro es el maestro que hoy en día no se ciñe estrictamente a los libros de las distintas editoriales, pues apaga y vámonos.
Tal vez, entre otras cosas si nos amparamos en sus resultados, deberíamos tomar nota de los currículos oficiales de los países del Norte de Europa, los cuales son realmente abiertos y apenas constan de unos cuantos folios en los que se recogen las directrices sobre las que guiarse los docentes.
Por un contrario, aquí en España se legisla y legisla, pero poco se hace. Y no tenemos bastante con eso, que cómo se legisla poco a nivel central, pues aún van las Comunidades Autónomas y hacen además su propio currículum… y luego el Proyecto Educativo de Centro, y después la Programación de Aula. Señores, por favor, menos escribir lo mismo con distinto epígrafe y pónganse manos a la obra, lo cual implica promover un cambio, de cara a paliar el problema.
Nos encontramos sumergidos en un sistema educativo amparado en mínimos, los cuales aun cuando no se alcanzan, se soslayan y se permite seguir avanzando en los estudios. Craso error éste, pues más titulados, no dan más nivel educativo y cultural, sino al contrario, lo que produce es una devaluación de las titulaciones existentes.
A todo lo dicho, hay que sumar el hecho de que la educación no acaba en el colegio. El proceso educativo de los niños es un fenómeno vivo. Éste se da en la calle, en la familia, delante de la televisión, y ello nos implica a todos.
Así mismo, se hace necesario dotar a la institución del maestro de todo el prestigio y autoridad del que antes gozaba. Cultivarse y aprender cuesta, exige un esfuerzo y una disciplina. La educación emocional es importante y debe ser reforzada, pero por supuesto, dentro de unos parámetros. En clase el profesor manda, y cuestionar su autoridad no nos lleva a ningún buen puerto.
Confiemos que en el 2010 este blog todavía siga vivo, y cuando escriba la entrada comentando el informe PISA 2009, pueda hacerlo llenándome la boca de orgullo de una España que avanza más allá de la especulación económica y el dinero en B.

Comentarios

José Miguel ha dicho que…
Suscribo plenamente todo el contenido del artículo, y quiero hacer hincapié especial en lo relativo a la crisis política crónica que padecemos en España.
Esta crisis consiste en que la oposición dice "no a todo" o "dime lo que piensan los del gobierno que yo me opongo", y por el otro lado, el gobierno es absolutamente incapaz de reconocer el más mínimo error en su gestión, lo hacen todo bien, y los problemas son todos herencia del pasado. Es como un dogma de fe que tuvieran todos los miembros del gobierno grabado a fuego en sus cabezas: "El gobierno nunca se equivoca".
Cuando recientemente el gobierno inglés se disculpó públicamente por haber perdido los datos financieros de la mitad de la población (vaya fallo, por cierto), yo pensaba que ese pedir disculpas aquí en España no se habría dado ni por asomo. Lo peor del caso es que si ni gobierno ni oposición se bajan nunca de la burra, para el ciudadano de a pie es imposible conocer la realidad.
Como iba diciendo, los dos principales partidos españoles son incapaces de llegar a acuerdos, y como ejemplo más llamativo de esto podríamos poner el constante baile de legislación educativa que sufrimos.
Yo pienso que la solución para esta crisis crónica que padecemos sería un gobierno de concentración PSOE-PP, algo que aún no hemos visto en nuestra joven democracia pero que pienso sería muy sano.
Con ello, volveríamos al consenso, se solucionarían problemas como el de la legislación educativa (entre otros muchos), y además se podría poner límite a las peticiones de catalanes, vascos...etc.
Por ello, deseo que PSOE y PP obtengan un empate técnico en las elecciones y se vean obligados a entenderse. Además, no veo tan remota esa posibilidad.
Sólo a partir de ahí, podremos hablar de mejorar nuestro deteriorado sistema educativo.