¿Quién soy?

Cada vez hay más libros de autoayuda. ¿Qué sentido puede tener esto? Nuestras necesidades materiales hoy en día se encuentran cubiertas, sin embargo, las personas encuentran vacíos en sus vidas. Las preocupaciones de nuestros abuelos eran conseguir llenar el plato de comida, luego no tenían tiempo para otras preocupaciones. Actualmente, en el estado de bienestar en el que desarrollamos nuestra existencia, conseguir sustento no es algo que entrañe especiales dificultades. Las necesidades básicas están satisfechas, por ello podemos percibir la insatisfacción en otras dimensiones: ¿Y ahora qué? ¿De qué va la vida? ¿Cuál es mi sitio?
Las grandes preguntas siguen sin resolverse, y hasta cierto punto es lógico, ya que la individualidad de cada uno hace que la respuesta concreta nunca pueda ser la misma, a tal fin tan sólo el estudio de casos particulares se plantea como alternativa válida.
No obstante, sin perjuicio de lo dicho anteriormente, a mi entender si tendrían cabida ciertas pautas que con carácter general, orientarían acerca de la que podría ser una actitud conveniente respecto a la existencia.
En primer lugar habría que encontrarse a uno mismo. Eso conlleva saber verse más allá de las apariencias, profundizar en la propia persona y orientarse hacia una armonía entre lo de dentro y lo de fuera. Aparentar o pretender ser aquello que no somos, no constituye más que una fuente de desequilibrio que nos puede llevar a andar por la vida sin rumbo.
Tener un centro de gravedad va a dar sentido a la vida. Para planificar hay que tener una meta. Cuando se tienen claros los objetivos, y estos son consecuencia de motivaciones personales, el rumbo ya está indicado, tan sólo queda emprender la marcha y procurar no perderse.
Pero tampoco hay que confundirse y centrarse en exceso en las metas, ya que esta dinámica puede hacer que se perciba el porvenir incierto, difuso. En consecuencia, lo procedente es lo que tal vez casi nunca hacemos, vivir el presente. Éste es fugaz, transitorio. El presente es un mero cauce para que sucedan los hechos, los cuales hay que aceptar y a los que hay que adaptarse según vayan viniendo.
Tan malo es focalizarse en fracasos ya pasados, como en metas totalmente ilusorias, lo cual no es sino camino de frustraciones.
Respecto a los fracasos, la mejor terapia es el olvido, éste es necesario. Hay que ser consciente de que la vida perfecta no existe. Todos cometemos errores, a todos nos sale algo mal, pero no por ello se debe tener lo negativo siempre presente. Ante esta circunstancia la indicación en la que me eternizo: espíritu constructivo, considerar lo malo, lo negativo con un criterio de aprendizaje.
En lo que a las metas se refiere, éstas deben ser sencillas y constituir objetivos claros. Con ello no se pretende señalar en absoluto que no se puedan abordar grandes empresas, tan sólo, que dicho abordaje debe ser consecuente con una meditada consideración de las capacidades personales y una paulatina consecución de logros.
El camino hacia la madurez personal es un camino lento. Uno no se conoce a sí mismo de la noche a la mañana. Además, hay que considerar que posiblemente la madurez sea un camino enconchas. Cada día se aprende algo nuevo, cada día uno cambia… a mejor, se entiende.
Las vidas redondas no existen. El balance entre lo que se podría haber hecho y lo que finalmente se hizo, con carácter general, pero nunca en extremo, resulta negativo, pues raro es quien nunca dejó pasar una oportunidad.
Forjar una verdadera identidad conlleva ser consciente de que se trata de un proceso vivo. Es decir, incuestionablemente, cada uno de nosotros posee una identidad, pero ni mucho menos por el hecho de poseerla ya, el proceso de formación de la misma ha llegado a su zenit; pues a lo largo de la vida son muchos los aspectos que sobre ella influirán.
Nadie ha dicho que la vida sea fácil, sin ir más lejos, a la entrada Prohibido estar triste por una rosa les remito, pero tal premisa, no puede ser interpretada con un talante derrotista. La vida es un cúmulo de alegrías y tristezas, ilusiones y desilusiones, ánimos y decepciones, etc. y tanto lo bueno como lo malo hay que recibirlo y encajarlo. Todo ello en su justa medida, sin vivir en castillos de arena, sin magnificar lo negativo.
Los ejes principales respecto a los que gira nuestra existencia son el amor, éste incluye la amistad, la cultura y el trabajo. El éxito en estas tres disciplinas, que no es fácil, conllevará un sustancial allanamiento del camino en busca de la felicidad y por tanto, si no la plena, cuando menos una gran satisfacción personal.
Ser feliz requiere encontrarse a uno mismo. Ordenar las piezas de la propia forma de ser es complejo. Un puzle no se hace a la primera, ni siquiera en un día, más es así cuanto más complejo es. Las piezas que lo componen se extienden en un inconexo caos al que poco a poco hay que ir dando forma, hasta que llega un momento en el que todo encaja y por fin adquiere sentido.

Comentarios

José Miguel ha dicho que…
Estoy totalmente de acuerdo en considerar que el sentimiento de vacío y la depresión son males que han llegado de la mano del bienestar económico. El hombre se ha alejado tanto de su condición animal que el cerebro se convierte en su peor enemigo.
Es en este contexto de abundancia material y vacío espiritual donde proliferan los libros de autoayuda. La llamada New Age (Nueva Era) es un movimiento que pretende dar soluciones rápidas y sencillas a los problemas del hombre moderno, preocupado por la eficacia. Sin embargo, la mayor parte de la literatura de esta New Age es literatura-basura (lo "basura", otro rasgo de nuestra época).
También hay que reconocer que dentro de los libros de autoayuda hay libros de mayor consistencia, libros de los que se pueden sacar cosas positivas. Algunos psiquiatras recomiendan la lectura de estos libros (biblio-terapia).
Creo que es muy acertada la observación del autor de que las grandes cuestiones universales sólo tienen una respuesta individual. ¿Tiene la vida un sentido? Esta pregunta no tiene respuesta idéntica para todas las personas. Deberemos preguntarnos más bien: ¿Cuál es el sentido de mi vida?
Con respecto a considerar el trabajo, el amor y la cultura como los tres campos en los que se fragua la felicidad humana, he de decir que siempre me ha extrañado la inclusión de la cultura en este conjunto."¡Qué felices serían los campesinos si supieran que son felices!", decía alguien. Y estoy de acuerdo con esta frase. Una persona con amor y trabajo puede ser feliz aunque no haya leído un libro en su vida o no se haya alejado 10 kms. de su lugar de nacimiento.
Por lo demás, me parece muy certero el análisis realizado en el artículo: la importancia de fijarse objetivos, vivir el presente...etc.